Muchos años de retroceso energético

Imprimir

Por Alieto Aldo Guadagni (Ex Secretario de Energía)

La discrecionalidad regulatoria de las últimas décadas ha impedido preservar en nuestro país el autoabastecimiento en hidrocarburos vigente a fines del siglo pasado, afectando así gravemente el equilibrio de nuestras cuentas externas, debido al gran aumento de las importaciones y la declinación de las exportaciones energéticas.

No crecieron al ritmo requerido las inversiones en exploración y desarrollo de hidrocarburos. Destaquemos que en el año 2000, según las cifras de la Secretaría de Energía, nuestras reservas de petróleo eran 5 por ciento mayores a las del año 2021, por su parte las reservas de gas eran casi el doble. Recordar que reservas significa disponibles desde el punto de vista técnico como económico y financiero, criterio más estricto que la simple cuantificación de la existencia de recursos naturales.

Desde los años iniciales de este siglo comenzamos a transitar un acentuado retroceso energético debido a la reducción de nuestra producción tanto de petróleo como de gas, que no ha podido acompañar el aumento del consumo interno. Influyen en este crecimiento del consumo el aumento de la población (más de 8 millones desde el 2003), el aumento del parque automotor (más de 10 millones de vehículos desde el 2003) y el aumento del PBI (60 por ciento también desde el 2003). A todos estos incrementos hay que añadir el aumento en el área sembrada en las décadas pasadas, que han estimulado el consumo de gasoil.

En el año 2000 producíamos 43 por ciento más de petróleo que en el 2021, mientras que la producción de gas en el año 2003 era 13 por ciento mayor a la del año 2021. Entre los años 2003 y 2021 nuestra población se incrementó en 8 millones de habitantes, con un claro impacto en la demanda de combustibles. Al mismo tiempo el área sembrada aumento en 10 millones de hectáreas en la última década. El problema es que nuestra producción de gasoil no crece, ya que lo producido en el 2021 es menor a lo producido en el 2010. Por eso aumentan las importaciones de combustibles y aparecen graves problemas de abastecimiento como los que fueron evidentes este año, cuando las importaciones de gasoil cubren 1/3 del consumo y, además, el gran aumento de los precios de importación, que no son transferidos a los usuarios, han agravado las cuentas fiscales. El aumento de costosas importaciones energéticas plantea el problema de quien paga la diferencia entre el precio internacional del gasoil que se trae del exterior, y el precio que se aplica internamente.

Muchas provincias han enfrentado este año serios problemas por la falta de gasoil, al mismo tiempo que crece la erogación de nuestras escasas divisas por las importantes importaciones de GNL, por vía marítima a precios muchos mayores a los del año pasado, debido al conflicto militar derivado de la invasión rusa a Ucrania

Desde ya que el principal problema ha sido el retroceso de nuestra producción de hidrocarburos. Si aumenta el PBI, la población y disminuye la producción de hidrocarburos no sorprende que emerjan importantes problemas, como los que se han registrado en muchas provincias, por la pérdida del autoabastecimiento. Esta es una cuestión esencial para nuestra inserción en este competitivo mundo globalizado.

En la década pasada comienzan a aumentar las importaciones de combustibles, es así como en el año pasado fueron cinco veces mayores a las de inicios de este siglo. Nada de esto debe sorprender, ya que entre 2012 y 2020 disminuyeron los pozos exploratorios de hidrocarburos.

En lugar de avanzar hemos retrocedido durante muchos años, principalmente por erróneas decisiones políticas como la venta, aprobada por el entonces gobierno en el 2008, de la cuarta parte del paquete accionario de YPF a un inversor español-australiano sin ningún antecedente en el área de hidrocarburos. Después de esta extraña venta cayeron las inversiones y la producción de hidrocarburos de nuestra empresa líder, esta caída se refleja en el marcado descenso del sector. no solo en la producción sino también en las reservas de hidrocarburos. Lo que ocurrió fue que este nuevo accionista español-australiano minimizo artificialmente su aporte genuino, mediante al arbitrio de grandes y aceleradas distribuciones de utilidades en el periodo 2008-2010. Se trataba de “sacar” altos dividendos de la empresa Repsol sin “poner” evitando capitalizar utilidades como es común entre las empresas petroleras, que necesitan invertir en exploración y desarrollo de nuevas reservas, de esta manera reducían aceleradamente las reservas comprobadas de hidrocarburos. Las consecuencias están a la vista, en el 2003 YPF producía mucho más hidrocarburos que en el año pasado (37 por ciento más de petróleo y 33 por ciento más de gas)

Por todo esto no debe sorprender que nuestro país haya perdido el autoabastecimiento energético y dependamos tanto de importaciones, que este año son muy costosas por la invasión de Rusia a Ucrania. Hemos evolucionado de manera decreciente, ya que desde hace años aumenta el consumo energético, el parque automotor, la población y el área sembrada, pero disminuye la producción energética, agravando así nuestra balanza comercial. Las cifras son muy expresivas, en los primeros 7 meses de este año las importaciones de los diversos combustibles se triplicaron, ascendiendo a la cifra récord de 9000 millones de dólares.

El mapa productivo de hidrocarburos viene cambiando aceleradamente, ya que año a año Neuquén se afianza como nuestro el principal productor de hidrocarburos. Es positiva la reciente evolución de los hidrocarburos en últimos meses, ya que está aumentando la producción total de petróleo (14 por ciento), gracias al shale en Neuquén, que se afianza no solo como la primer provincia productora de petróleo y también de gas, con reducciones en la producción convencional e importantes aumentos en la producción no convencional (aumento del 30 por ciento en la producción total).

Los países con escasos recursos naturales energéticos también son productores de escasa significación en el escenario energético mundial. Pero la simple abundancia de recursos naturales no asegura por si sola altos niveles de producción, ya que además se requiere la vigencia de una eficiente política energética, que en nuestro país ha estado ausente durante muchos años en las últimas décadas.