Es hora de abatir la pobreza en el conurbano

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Por Alieto Aldo Guadagni (Academia Nacional de Educación)

Esta pandemia global está causando en el mundo importantes retrocesos no solo económicos sino también sociales. El Banco Mundial , aunque proyecta que el crecimiento del ingreso per cápita de los países emergentes y las economías en desarrollo será de un 4,9% este año, presenta nuevas estimaciones que indican que básicamente no habrán cambios positivos en los países de ingreso bajo. Para 2022 las pérdidas de ingresos per cápita registradas en 2020 no se habrán revertido por completo en aproximadamente dos tercios de las economías  emergentes y en desarrollo. Para fines de 2021, se espera que alrededor de 100 millones de personas habrán vuelto a caer en la pobreza extrema. Estos impactos adversos se sienten con más fuerza en los grupos más vulnerables: las mujeres, los niños y los trabajadores no calificados e informales con escaso nivel educativo.

La rápida administración de las vacunas ha contribuido a mejorar las previsiones del crecimiento mundial en muchos países; sin embargo, esto se concentra principalmente en las economías avanzadas. En el caso de muchos países emergentes y en desarrollo los nuevos aumentos repentinos de la COVID-19 y la vacunación limitada han contribuido a revisiones a la baja del crecimiento. Estos hechos ocurren cuando nuestro país enfrenta problemas sociales derivados del sostenido aumento de la pobreza en los últimos años.

El estancamiento económico aumenta la pobreza y la indigencia

Nuestro retroceso social viene siendo impulsado por el hecho que nuestro PBI por habitante es hoy inferior al del 2010, esto ha tenido un impacto en el aumento en la pobreza y la indigencia en el país. El deterioro es más grave en el Conurbano que sufre las consecuencias de la inequitativa discriminación consagrada por la Coparticipación Federal de Impuestos (CFI), vigente desde la pasada década del ochenta.

En este siglo el retroceso económico sumado a una educación que no sea inclusiva y de calidad son garantías para la expansión de la pobreza y la indigencia. Nuestra realidad económica y social es preocupante ya que la década  pasada fue otra “década perdida”, porque el PBI por habitante cayó 16%. No será fácil, pero no imposible, una recuperación no solo económica sino también social, pero según OCDE demoraremos por lo menos cinco años en lograr que nuestro PBI recupere los niveles previos a esta pandemia.

El conurbano es cada vez más pobre

Lo que viene ocurriendo desde hace años en el Conurbano es un llamado de atención, ya que de cada 100 habitantes de todo el país nada menos que 39 viven en Buenos Aires y 2/3 de ellos en el Conurbano. El deterioro del nivel de vida y el desempleo se agravaron en la última década en el Conurbano y continúan las carencias en el acceso a la vivienda, a la red cloacal y al agua potable, que afectan más a la población del Conurbano que a la del resto del país. La desocupación en el Conurbano es la más alta de todo el país, ya que en el 2020 afectaba al 14,1% de la población económicamente activa, mientras que en el resto del país esta magnitud era del 7,8% y ninguna región tenía una desocupación tan alta como la del Conurbano.

Según el Observatorio Social (UCA) la cantidad de personas en situación de pobreza aumento en la década pasada ya que fue de 25,9% en el año 2011 y 44,7% en el 2020. Actualmente la pobreza afecta a 20 millones de personas., especialmente niños, ya que son pobres 6 de cada 10 menores de 14 años de edad.

La pobreza en el Conurbano viene creciendo año a año y en la última década más de 2 millones de personas la engrosaron. La mayor indigencia también se encuentra en esta región, ya que afecta al 15,2% de su población, en el resto del país la indigencia afecta al 6,9% de la población. En el Conurbano habitan 6 de cada 10 indigentes de todo el país. En la actualidad el Conurbano lidera la pobreza, según INDEC la pobreza castiga a más de la mitad de los habitantes, mientras que en el resto del país afecta a 35 cada 100. En el Conurbano habita 6 de cada 10 indigentes de todo el país, es decir hay más indigentes que en el resto del país.

Menos educación en el conurbano equivale a más pobreza

Está incidiendo en este deterioro social del Conurbano el hecho que está aumentando la vulnerabilidad social y la desigualdad salarial y en el acceso a empleos según el nivel educativo. De manera cada vez más marcada educación y empleo tienen una fuerte vinculación, condicionándose una a otro y dando lugar a la aparición de brechas importantes de empleo e ingresos entre los trabajadores que logran acceder a niveles altos de instrucción y los que poseen escasas calificaciones.

El crecimiento económico es indispensable pero no elimina por si solo automáticamente la pobreza, pero con más y mejor educación aumentan las probabilidades de superar la pobreza. El Observatorio de la Deuda Social (UCA) informa que está siendo cada vez mayor la diferencia en la pobreza según el nivel educativo alcanzado por el jefe del hogar; cuando los jefes de hogar no concluyeron el ciclo secundario la pobreza asciende a nada menos que el 61,2%, mientras que cuando por lo menos son graduados secundarios se reduce a 26,6.

Es grave el peligro de una segmentación social, entre quienes se incorporan capacitados a la nueva sociedad tecnológicamente avanzada y quienes quedan excluidos de los beneficios del incremento global de la productividad por los avances científicos y tecnológicos. Se están eliminando empleos no calificados y aumentando la demanda por trabajadores con mayor educación, por eso la escuela ayuda a abatir la pobreza y favorece el crecimiento económico. La mayoría de los pobres tiene trabajos precarios y poco calificados o están desocupados porque carecen de un buen nivel educativo que se transformó en la llave de acceso al empleo productivo. La posibilidad de que una persona de bajo nivel de instrucción esté desempleada es mucho mayor a la de alguien con estudios universitarios completos. Los que tienen más educación son los que ganan mejores salarios, los que trabajan en empresas más sólidas y los que tienen más estabilidad laboral.

La mayor parte de los empleos creados en los últimos años requieren de estudios secundarios y universitarios, lo cual explica la creciente diferencia en la desocupación según el nivel educativo. El nivel educativo secundario se está transformando en el piso establecido por las empresas para el reclutamiento de su personal. La graduación secundaria en el Conurbano no solo es baja sino también desigual, ya que de cada 100 niños que en el año 2007 ingresaron al primer grado privado se graduaron en el 2018 en la escuela secundaria privada 57, mientras de los que fueron a escuelas estatales se graduaron apenas 41. Esto significa que los niños pobres del Conurbano tendrán menos oportunidades laborales en el futuro de salir de su situación de pobreza o indigencia por la carencia de un buen nivel educativo.

La jornada escolar extendida es esencial para asegurar mejores niveles educativos en la escuela primaria, por eso la ley 26206 determinó en el año 2006 su aplicación obligatoria. El cumplimiento de esta ley es muy dispar entre las provincias registrándose, por ejemplo, los siguientes porcentajes en el año 2019: Tierra del Fuego 80, Córdoba 52, CABA 50, y Catamarca 24, mientras Buenos Aires tiene apenas 7 alumnos cada 100 en jornada extendida en las escuelas primarias estatales. Esta enorme carencia educativa bonaerense no contribuye al futuro laboral de los niños de hoy, especialmente de los más pobres.

La actual coparticipación federal de impuestos garantiza que el conurbano sea la capital de la pobreza y la indigencia del país

Gran parte de las carencias sociales que alcanzan su máxima expresión en el Conurbano se deben al hecho que la CFI por habitante es muy desigual, debido a la aplicación de coeficientes distributivos fijados arbitrariamente sin ningún fundamento por ley en 1988. Es así como  en 2018 un bonaerense recibió 83% menos que un fueguino, menos de la cuarta parte que un pampeano, menos de la mitad que un santafesino, la mitad que un cordobés y el 60% que un mendocino. Los más pobres son los que menos reciben. La actual CFI no apunta, como expresa la Constitución Nacional, a “un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”. Estos principios hoy están lejos de la realidad, ya que la Ley 23548 (1988), transitoria por dos años, pero prorrogada a la actualidad, establece coeficientes arbitrarios para la distribución de la CFI entre las provincias.

La Constitución dispuso que se instituya un nuevo régimen de CFI, disponiendo que antes de fines de 1996 se defina un nuevo sistema de asignación de recursos tributarios entre las provincias y la CABA. Sera difícil abatir la pobreza, la indigencia y la exclusión social, si seguimos incumpliendo este mandato que, hace nada menos que 27 años, dispuso que debería implementarse una nueva CFI “equitativa y solidaria”. Es lamentable que este mandato no figura, a pesar de su gran importancia, en la agenda de acción de ningún partido político.ni del gobierno.

Es hora que las autoridades asuman su responsabilidad y encararen este mandato constitucional para poder así ayudar a eliminar la pobreza y la indigencia, es hora de no seguir discriminando a una región empobrecida y tan densamente poblada de nuestro país.