Volver a crecer y abatir la pobreza

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Por Alieto Aldo Guadagni

A inicios del siglo XX Argentina ingresaba al nuevo siglo con grandes ilusiones acerca de su futuro de grandeza y con fundado optimismo sobre sus posibilidades de ser una gran nación próspera. En los años previos a la Guerra Mundial de 1914 el PBI por habitante argentino era similar al de Francia y Alemania, mayor al de Italia y España y más del doble que el de Japón. Para muchos lectores de esta nota no le será fácil pensar que nuestro país alguna vez fue uno de los más prósperos y desarrollados del mundo.

La globalización iniciada a fines del siglo pasado significó el gran avance productivo y del nivel de vida de las naciones asiáticas, como China, India, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam. Pero no ocurrió lo mismo en América Latina que redujo su participación en el PBI mundial debido a su escaso crecimiento económico. Por esta razón la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad social son hoy grandes desafíos para los países de América Latina y, también, unos de los principales que hoy enfrenta nuestro país para poder avanzar de una manera firme hacia un desarrollo sostenible.

Los altos niveles de pobreza reflejan desde hace años en Argentina el hecho que en las nuevas generaciones son cada vez más quienes son laboral y socialmente excluidos. No será fácil avanzar ya que nuestra acumulación de capital, no solo físico sino también humano, es hoy insuficiente para sostener un crecimiento económico no solo prolongado sino también equitativo, en un mundo globalizado y crecientemente competitivo.

Sin crecimiento económico no podremos abatir la pobreza, como lo evidencian los avances que han venido ocurriendo en los últimos años en nuestros cinco países vecinos (Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Chile). Comencemos por señalar que todos estos países, que han tenido gobiernos de distinta orientación política, han demostrado más sensatez en el diseño y ejecución de sus políticas económicas que nosotros, y hoy exhiben niveles de pobreza inferiores a los de nuestro país y también un mayor crecimiento económico.

La comparación de nuestros principales indicadores económicos con estos cinco vecinos, que presentaremos a continuación, pone en evidencia que nuestro retroceso productivo y aumento de la pobreza es mayor en nuestro país desde hace ya varios años.

(i) El flagelo de la inflación trepó a 53,5 por ciento el año pasado en nuestro país. Mientras que apenas fue 3,7 en Brasil, 1,8 en Bolivia, 2,7 en Paraguay, 7,9 en Uruguay y 2,2 en Chile.

(ii) El nivel de desempleo ascendió a 9,8 por ciento el año pasado en nuestro país, magnitud superada únicamente por Brasil (11,9), pero por encima de Bolivia (4,0), Paraguay (7,1), Uruguay (9,4) y Chile (7,2).

(iii) Las últimas cifras de CEPAL nos dicen que la deuda externa del gobierno argentino era la más alta en la región, ya que representaba 41,8 por ciento del PBI, mientras esta proporción era en Brasil 9,8, en Paraguay 14,0, en Uruguay 29,3 y en Chile 5,3.

(iv) En los 8 años que van desde 2013 al 2019, en nuestro país fueron recesivos nada menos que 5 de ellos, mientras que fueron 3 en Brasil, ninguno en Bolivia, 2 en Paraguay y también en Uruguay, y solamente 1 en Chile.

(v) Nuestro retroceso se manifiesta claramente en la evolución del PBI por habitante, ya que en el pasado teníamos el nivel más alto en la región. En 1980 nuestro PBI por habitante era muy superior al de nuestros cinco países vecinos, mientras que la situación ya era distinta antes del inicio de esta pandemia global. Dos países vecinos ya registraban en 2019 un PBI por habitante superior al nuestro (Uruguay 17 por ciento mayor y Chile 31 por ciento), mientras que en 1980 nuestro PBI por habitante había sido 50 por ciento mayor al del Uruguay y 85 por ciento superior al de Chile. Los otros tres países vecinos (Brasil, Bolivia y Paraguay), también acortaron significativamente desde 1980 sus diferencias con nuestro PBI por habitante.

Nuestro retroceso en la región se agravará aún más este año 2020, ya que CEPAL estima que nosotros lideraremos la caída en el PBI en el Cono Sud, con una reducción del 10,5 por ciento, mientras que en Brasil la caída seria el 9,2 por ciento, en Bolivia 5,2, en Paraguay 2,3, en Uruguay 5,0 y en Chile 7,9. Este año culmina otra década perdida, ya que la caída de la actividad económica significará que, al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010.

La CEPAL proyecta que el número de personas en situación de pobreza en América Latina se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en situación de pobreza pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3 por ciento de la población. Este año nuestro país se encamina a liderar la pobreza, no solo en el Cono Sur, sino en toda la América del Sur, con un nivel del 37,5 por ciento de la población, seguido por Bolivia 36,1, Brasil 26,9, Paraguay 20,9, Uruguay 5.3 y Chile 15,5. Nuestra pobreza se encamina este año también a superar la de Colombia, Ecuador y Perú. El único país en América del Sur que registra una pobreza mayor a la nuestra es Venezuela.

En toda América Latina la pobreza llegaría este año al 37,3 por ciento de la población, es decir 3,2 puntos porcentuales por encima a los 34,1 registrados en el año 2007. Pero atención la mayoría de los países sudamericanos registran menores niveles de pobreza cuando se compara este año 2020 con el año 2007. En Bolivia la reducción de la pobreza entre 2007 y este año significa 17,9 puntos porcentuales menos, en Brasil 3,1, en Colombia 12,7, en Ecuador 9,9, en Paraguay 39,6, en Perú 13,5 y en Uruguay 12,8. Mientras que en nuestro país la pobreza entre 2007 y este año, por el contrario, evoluciona hacia nada menos que una preocupante realidad con 16,5 puntos porcentuales más.

Como se ve venimos transitando ya desde hace muchos años un proceso de estancamiento productivo, con alta inflación y déficit fiscal, creciente endeudamiento en moneda extranjera, fuga de capitales, desaliento al ahorro en nuestra propia moneda y aumento del desempleo y la pobreza. Ya hemos vivido muchos años negativos para nuestra gente, con gobiernos de distinto color político, por esta razón ya nos queda poco tiempo para definir un nuevo sendero, con dirigentes políticos que tengan la decisión y la lucidez requerida para comenzar una nueva era de crecimiento con inclusión social.

Es hora de dejar de ser los líderes de la pobreza en América del Sur.