Cambió el liderazgo económico mundial

Imprimir

Por Alieto Aldo Guadagni

Se ha desatado en las últimas semanas un conflicto internacional en el área del comercio de bienes y servicios. El Presidente Trump ha decidido enfrentar a China en la arena internacional, aduciendo la existencia de grandes desequilibrios en el comercio bilateral entre ambos países. Las autoridades comerciales de los Estados Unidos están así resucitando viejas y obsoletas prácticas proteccionistas, creyendo que con estas medidas se podrá corregir el gran desequilibrio existente en el comercio entre los Estados Unidos y China. Para entender la naturaleza de las relaciones no solo comerciales, sino también en términos de flujos de inversiones, entre estas dos naciones conviene hacer un poco de historia, ya que los cambios en el mapa económico mundial han sido muy importantes y no pueden ser ignorados a la hora de evaluar la naturaleza y alcances del conflicto agresivamente desatado por Trump.

Este conflicto comenzó en marzo, cuando Estados Unidos anunció que impondría aranceles al acero y al aluminio por razones de seguridad nacional. Estas iniciativas no contribuirán a reducir el déficit de la cuenta corriente externa de Estados Unidos, que se debe al hecho de que su gasto total es mayor a su ingreso total. Según informa el FMI en abril de este año, las medidas fiscales que Estados Unidos adoptó hace poco de hecho ahondarán aún más su déficit en cuenta corriente. Tomando en cuenta las proyecciones hechas en el año 2017, realizadas antes de los últimos cambios a la tributación y el gasto estadounidense, el FMI ahora estima que el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos sea de aproximadamente USD 150.000 millones más en 2019. Estos desequilibrios en cuenta corriente cuando alcanzan niveles excesivos acarrean riesgos, incluso el de dar pie a crecientes controversias comerciales. Es positivo buscar soluciones razonables a las disputas internacionales, utilizando un marco multilateral basado en reglas, como la OMC. Existe margen para mejorar el sistema actual, en lugar de exponerse a la posibilidad de una fragmentación bilateral del comercio internacional.

Hay que destacar que la realidad económica mundial ha cambiado mucho desde 1980 al día de hoy. En estos años, durante los cuales tomó fuerza la globalización económica y financiera, cambió drásticamente la balanza internacional del poderío económico de las naciones líderes. Las cifras de Estados Unidos y China son claras y bien diferentes, y nos dicen lo siguiente:

  • En 1980 el PBI de los Estados Unidos era 9,5 veces más grande que el de China. Esta relación se reduce a 2,8 en el año 2000 y hoy se ubica en 0,85. Es decir hoy el PBI de China es ya el más grande del mundo y es 17,6 por ciento mayor al PBI de los Estados Unidos.
  • Hacia 1980 las exportaciones de los Estados Unidos equivalían a nada menos que 9,3 veces las de China. Ahora las de China son 44 por ciento mayores a las de Estados Unidos.
  • La balanza comercial china es claramente positiva y la de Estados Unidos negativa. Mientras Estados Unidos representa el 9,1 por ciento de las exportaciones mundiales sus importaciones lideran las importaciones, representando el 13,9 por ciento del total mundial. Con China ocurre lo contrario, mientras es el primer exportador mundial con un 13,2 por ciento del total, sus importaciones son inferiores a las de Estados Unidos (9,1 por ciento del total mundial).
  • El nivel de ahorro en proporción al PBI es en China más del doble que en los Estados Unidos. Por eso el avance económico chino es mucho más veloz que el norteamericano, una consecuencia lógica de un hecho elemental y decisivo, vinculado al proceso de acumulación de capital financiado esencialmente por el ahorro interno.
  • Esta distancia entre China líder y Estados Unidos segundo, aumentará en los próximos años, por la simple razón que China invierte anualmente mucho más que los Estados Unidos. El nivel de inversión en proporción al PBI es en China más del doble que en los Estados Unidos (44 por ciento versus 19 por ciento). Mientras en China el ahorro es mayor a la inversión, ocurre lo contrario en Estados Unidos.

Trump puede agudizar el conflicto comercial con China, impulsado por los influyentes sectores industriales proteccionistas, debilitando así los progresos realizados en las últimas décadas al diseñarse instituciones como la Organización Mundial de Comercio. Si ahora hay una escalada proteccionista, consistente con la visión primitiva de Trump del comercio mundial, habrán muchos más perdedores que ganadores. Lo que está haciendo Trump ahora no ayudará a nadie, ni a los Estados Unidos, ya que no podrá evitar que año a año China sea “más grande”, por la simple razón que invierte y ahorra mucho más.

El cambio de liderazgo no es nuevo en la historia económica mundial, en el siglo XVI los Países Bajos desplazaron a China, a fines del XVIII los ingleses tomaron el liderazgo mundial con su Revolución Industrial, después de la Guerra de Secesión en la segunda mitad del siglo XIX los norteamericanos desplazaron a los ingleses, y ahora todo vuelve al punto inicial, caracterizado nuevamente por el liderazgo chino. Todos los datos indican que año a año se irá afianzando este liderazgo chino, cuyo PBI seguirá creciendo a un ritmo más acelerado que el de los Estados Unidos. En la actualidad el PBI chino es 17,6 por ciento mayor al de los Estados Unidos, pero según las proyecciones presentadas por el FMI en la última Reunión Anual (Abril del 2018), con tasas de crecimiento anual previstas para China del 6,6 por ciento y para Estados Unidos de apenas 2,9 por ciento, dentro de 10 años la economía china será nada menos que un 70 por ciento más grande que la de Estados Unidos.

El liderazgo asiático se irá afianzando en este siglo XXI, ya que también India, que hoy es la tercer economía mundial, podrá crecer no solo más que Estados Unidos, sino también que de China. El mapa económico de esta época regresa así a la matriz del siglo XIV.