¿Es tan desigual la Distribución Regional del Ingreso en Argentina?

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Por Adolfo Sturzenegger y Emiliana Gisande
FCE-UNLP

El fenómeno de Convergencia-Divergencia ocupa un lugar central dentro de la literatura del Crecimiento Económico. El mismo hace referencia al proceso mediante el cual diferentes economías (regiones, países, o unidades jurisdiccionales dentro de un país), tienden a acercar sus niveles de ingresos medios con el transcurso del tiempo (convergencia) o tienden a distanciarlos (divergencia).

En nuestro país existe la creencia, tanto en ámbitos políticos como intelectuales, que la distribución regional de los ingresos es muy desigual. Principalmente esta creencia se particulariza en dos aspectos: a. que el ingreso medio en la CABA es mucho más alto (alrededor del 200 %), que el del país; b. que las provincias del norte, tanto del NOA como del NEA, son relativamente muy pobres. O sea, se está implicando que en el desarrollo histórico del país ha predominado un proceso de divergencia entre provincias o regiones.

Esta implicancia es contradictoria con los hechos y análisis que se han elaborado en aquella literatura la cual ha concluido que para un país donde no existen barreras regionales al movimiento de personas y del capital físico y tecnológico, y donde existen entornos legislativos (ver ref. 1) institucionales y culturales (ver ref. 2) básicos prácticamente iguales, debe darse una fuerte convergencia (ver ref. 3) de los ingresos medios de las personas de cada unidad jurisdiccional (provincias o aglomerados para nuestro caso).

Ante esta situación, en esta breve nota haremos referencia a dos cuestiones de medición de las diferencias regionales de ingresos en nuestro país, cuestiones que una vez analizadas moderan la intensidad de esa contradicción, o en otras palabras, indican que esas diferencias son menores a lo que usualmente se cree.

Comencemos con la particularización relacionada con la CABA. La enorme desigualdad que se cree existe en este caso a favor de esta jurisdicción está basada en mediciones del producto bruto geográfico (PBG) per cápita. Utilizar esta variable lleva a fuertes errores en la medición de los ingresos medios de las personas residentes en cada lugar. Por ejemplo, según la medición del PBG per cápita, el sueldo de un alto ejecutivo que reside en San Isidro y que trabaja en la CABA, se mide como producto geográfico de esta ciudad cuando de hecho es el ingreso de un habitante del aglomerado Partidos del Gran Buenos Aires. O sea, para este aglomerado en el numerador no está computado el PBG que genera su residente de San Isidro, pero sí está en el denominador la cápita que divide. Este error deforma la medición de los verdaderos ingresos medios (per cápita) de cada jurisdicción, en este caso de la CABA (los sobreestima), y del aglomerado Partidos del Gran Buenos Aires (los subestima). Y tal deformación es enorme. De hecho, en el cuadro de más abajo donde la variable sí es el ingreso medio de cada residente, el valor para la CABA ($9.497) es un 35% mayor que el del conjunto de aglomerados ($7.044), diferencia porcentual varias veces menor a la del 200% indicada antes.

Vayamos a la segunda particularización, la de que las provincias (o aglomerados) del NOA y del NEA son relativamente muy pobres.

 Observando el Cuadro (ver ref. 4), puede verse que los aglomerados con mayor ingreso medio están en el sur, y cuanto más al sur, mayor el ingreso. A su vez, los de menor ingreso están en el norte. Según el cuadro el ingreso medio de los 6 aglomerados del sur con mayor ingreso mide 1,1 vez más que los 6 del norte con menores ingresos.

Esto es, los datos del cuadro, tal cual están medidos los ingresos medios, confirman la existencia de una importante desigualdad regional de algo mayor al 100%. Pero, ¿estarán bien medidos? De hecho, la contradicción denotada arriba subsiste. En esos ingresos medios, aunque no único, el principal componente son los salarios. Además, en la movilidad interregional de las personas el principal factor es la movilidad del trabajo. Entonces, dado esto, cabe preguntarse ¿por qué muchos trabajadores no emigran desde el norte hacia el sur, en cuanto sus ingresos medios tendrían enormes chances de mejorar sensiblemente?

Un intento detallado acerca de cómo evaluar cuidadosamente esa contradicción, sin duda excede los límites muy breves de esta nota. Por ello no haremos aquí ese intento. Sólo presentaremos una conjetura inicial en el sendero de una evaluación más completa de esa contradicción. La misma es que los niveles de ingresos medios verdaderos, o netos, de nuestros residentes no están bien medidos por la EPH. Se subestiman los ingresos verdaderos de los del norte, o alternativamente se sobreestiman los netos de los del sur. La subestimación se origina en que la EPH no computa dentro del ingreso de los del norte un bien que no pasa por el mercado como son las temperaturas cálidas. Alternativamente, la sobreestimación para los del sur se origina en que no están deducidos de sus ingresos medios medidos el costo material de moderar el impacto negativo del mal temperaturas frías.

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¿Cómo se originó esa conjetura? Una simple mirada al Cuadro indica que los ingresos tal cual son medidos por la EPH y la latitud geográfica, muestran una muy alta correlación. Para precisarla hemos confeccionado el Índice de Distancia al Ecuador, que no es más que el valor absoluto de la latitud de cada aglomerado dividido por 90. Este índice se ubica entre cero y uno, correspondiendo el valor cero a la línea del Ecuador y uno al valor del polo sur. La relación entre ese índice y los ingresos medidos se presenta en el Gráfico. Se observa que los aglomerados de mayores ingresos medios son justamente aquellos que obtienen un mayor valor en nuestro Índice de Distancia al Ecuador. El Coeficiente de Correlación entre los Ingresos Medios y el Índice de Distancia al Ecuador toma un valor de 0,908.

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Es indudable que la latitud mide muy bien las diferencias de temperaturas medias entre aglomerados. Si las temperaturas cálidas son un bien con relación a las frías, o alternativamente si las frías son un mal con relación a las cálidas, no hay duda que la EPH al no medir tal bien, o alternativamente tal mal, está sobreestimando nuestras desigualdades en la distribución regional de ingresos bien medidos.

¿Cuánto mide tal sobreestimación? No es fácil precisarlo, pero de aceptar nuestra conjetura es indudable que esas desigualdades no son tan fuertes como se suelen medir, y que la fuerza de la contradicción entre desigualdad regional de ingresos y las ideas y hechos de la convergencia entre jurisdicciones de un mismo país propias de la literatura convencional sobre crecimiento económico, es menor de la que sugieren las mediciones usuales.

REFERENCIAS

(1) Particularmente en cuanto a la legislación tributaria a los ingresos personales y a los beneficios empresariales.

(2) Conspiscuamente el idioma.

(3) Se lo denomina convergencia absoluta. Véase por ejemplo, Barro, Robert J. y Sala-i-Martin, Xavier, (2004), Economic Growth, The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, cap. 11.

(4) Que refleja los niveles de ingresos medios para cada uno de los 32 aglomerados según lo computó la EPH de INDEC para el II Trimestre 2015, por el momento, último dato publicado por aglomerado.

(5) Las latitudes de cada Aglomerado fueron obtenidas a través del mapa satelital Google Earth.