Modernización del sistema de transporte público urbano de pasajeros: Competencia y métodos de pago flexibles

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Por Rodrigo Fernández (CEFIP-IIE-FCE-UNLP)

Desde su creación hace más de una década, la tarjeta SUBE ha facilitado los viajes diarios de millones de personas en todo el país. La misma es gestionada por Nación Servicios S.A., una empresa del Banco Nación. Sin embargo, en pleno 2024, el sistema es obsoleto y es necesario considerar una modernización del sistema de transporte que permita una mayor flexibilidad en los métodos de pago, como sucede en muchos otros países del mundo y respondiendo a las nuevas demandas por parte de la sociedad. En este artículo se realiza una breve revisión del sistema vigente y sus problemas. Luego, se evalúan dos propuestas de reformas, abordando también los desafíos de implementación de ambas alternativas.

Actualmente, esta tarjeta se encuentra disponible en el Área Metropolitana de Buenos (AMBA) y en otras 59 localidades de 20 provincias [Ver tabla Anexa]. En el año 2023, 79,81% de los viajes se realizaron en el AMBA, mientras que el 20,21% se realizó fuera del mismo. La siguiente tabla muestra la cantidad total de viajes realizados en cada provincia, distinguiendo entre los medios de transporte y su jurisdicción, es decir si es de tipo nacional, provincial o municipal.

En el 2023 se han realizado en total unos 4.409.746.804 viajes, de los cuales la mayoría de los viajes se realiza en transportes que tienen jurisdicción nacional, representando un 38.65% [1], seguido por los de jurisdicción provincial que representan un 35.67% y en menor medida municipal con un 25.68%. Esta información se encuentra resumida en la siguiente figura.

Si consideramos la distribución de viajes según la jurisdicción, es decir si son de jurisdicción nacional, provincial o municipal, pero distinguiendo entre el AMBA y resto del país. Se observan claras diferencias en cómo los distintos niveles de gobierno se encargan del transporte en ambas regiones. En el AMBA, la mayoría de los viajes se realizan en medios de transporte de jurisdicción nacional, los cuales representan el 47.9% de los viajes en el AMBA, seguido por el provincial con un 33.5%, y el restante 18.6% corresponde al transporte municipal. En contraste, en el resto del país, la mayoría de los viajes se realizan en medios de transporte de jurisdicción municipal, con un 53.5%, seguido por el provincial con un 44.4%, mientras que los viajes realizados en medios de transporte de jurisdicción nacional son marginales, con un 2.1%.

Problemas actuales

En los últimos años han habido muchos problemas asociados a la tarjeta SUBE y su sistema. Por ejemplo, conseguir una tarjeta SUBE a veces se torna muy complicado debido a problemas importación del plástico, por lo cual esto hace mucho más caótica la experiencia de los usuarios que a diario se movilizan en transporte público. No obstante, no solo los usuarios cotidianos se ven afectados por esto, sino también los turistas provenientes de otras provincias de Argentina o de otras partes del mundo.

Cabe mencionar que el proceso de recarga de la tarjeta SUBE puede resultar engorroso para muchos usuarios, ya sea haciendo filas en los tótems de carga dispersos por las ciudades o visitando estaciones de tren, terminales o kioscos. Entonces, el tiempo y la energía dedicados a esta tarea podrían invertirse de manera más productiva.  Si bien es cierto que no es estrictamente necesario hacer esto, ya que es posible recargar la tarjeta mediante la aplicación, pero para acreditar la carga es necesario disponer de un teléfono celular que cuente con la tecnología NFC. Alternativamente, en los colectivos es posible solicitarle al conductor que acredite el saldo, pero no todas las unidades cuentan con máquinas para realizar este proceso.

Además, el gobierno nacional exige que la tarjeta SUBE de cada usuario sea registrada en la página web para no tener que pagar una tarifa con recargo. Dicho trámite ha generado que mucha gente simultáneamente ingrese a la página, produciendo su colapso, por lo cual muchas personas acuden presencialmente a determinados puntos predefinidos para hacer el trámite, lo que supone otro gran costo de eficiencia.

No solo los pasajeros son perjudicados con el sistema actual, sino también las empresas de transporte ya que no reciben los fondos desde el sistema SUBE de los viajes realizados el mismo día en que se efectúan, sino en un momento diferido. Este diferimiento en los pagos erosiona los ingresos de las empresas, especialmente en contextos de alta inflación. A menudo surge una gran conflictividad cuando las empresas no depositan los salarios de sus empleados a tiempo, lo que en ocasiones desencadena paros que perjudican a los usuarios. Por otra parte, Nación Servicios recopila información de los dispositivos GPS instalados en las unidades de transporte, pero no comparte de manera regular, ni en tiempo y forma, los datos de pasajeros generados por la tarjeta SUBE, ni los datos de seguimiento GPS, como los recorridos y la distancia recorrida por los autobuses. Estos datos del GPS pueden ser útiles para calcular los costos asociados al sistema de transporte, lo que podría ser de interés para el municipio o el ente regulador.

Propuestas de reformas

Se plantean dos alternativas de reformas, la primera es una propuesta de modernización fuerte con una apertura del sistema SUBE y la segunda es una más moderada, donde hay modernización en la flexibilidad de métodos de pagos, descentralizando el mismo, pero conservándose la centralización del sistema SUBE, aprovechándose las economías de escala del monopolio actual, pero mejorando ciertos aspectos en busca de dotar al sistema de mayor eficiencia, agilidad y transparencia.

Propuesta 1: Modernización fuerte

La propuesta radica en la apertura del sistema de pago del transporte público, permitiendo a los usuarios utilizar tarjetas emitidas tanto por bancos como por fintechs, o bien, utilizar aplicaciones para teléfonos móviles que permitan realizar pagos, o por qué no un smartwatch. Esta medida busca poner fin al monopolio y eliminar los costos de eficiencia que acompañan al sistema actual. Este cambio implicaría una transición de un modelo de tarjeta prepaga a uno más versátil que permita la coexistencia de la tarjeta prepaga SUBE y un modelo pospago. En el modelo pospago los usuarios no necesitan cargar saldo previamente, ya que se debitaría de su cuenta el valor de los viajes.

Sin ir más lejos, en las provincias de Córdoba y Salta, los sistemas de transporte permiten pagar con tarjetas de débito o el celular, incluyendo el uso de QR sin conexión a internet. Además, coexisten con tarjetas prepagas similares a SUBE, como RedBus en Córdoba y Saeta en Salta.

La solución a esta problemática se presenta en la forma de una modernización del sistema de pago, pasando de ser uno de tipo cerrado a uno abierto donde permita a los usuarios utilizar tarjetas bancarias o de fintechs para pagar sus viajes no solo simplificaría el proceso, sino que también ahorraría tiempo y recursos, ya que si dispone de saldos suficientes en su cuenta, ya está habilitado para viajar.  Si bien, ya se ha avanzado en utilizar tarjetas de débito para pagar, lo cierto es que se trata de una prueba piloto que ha llevado a cabo el Banco Nación en la ciudad entrerriana de Paraná, con esto no alcanza, porque de esta manera el banco estatal continúa monopolizando el sistema de pagos, lo cual no es deseable si se buscan perseguir los objetivos de eficiencia.

La implementación de este sistema no solo beneficiaría a los usuarios, sino que también abriría nuevas oportunidades para la competencia y la innovación en el mercado financiero argentino. Además, debemos tener en cuenta el beneficio externo que surge de la bancarización de cada vez más personas, lo cual ayuda a avanzar en materia de inclusión financiera.

Este mecanismo de pagos facilitaría la implementación de subsidios a la demanda a los usuarios que más lo necesitan, ya que solamente basta con transferir el dinero a los individuos a sus cuentas, sin intermediación y ahorrándose costos en nominalización de las tarjetas. Además, resulta perfectamente compatible con el principio de no hacer política redistributiva alterando los precios, viabilizando eliminar el esquema de tarifas sociales, reemplazándolo por el desembolso de dinero a los usuarios en la cuenta que ellos declaren.

Otro beneficio importante de este sistema sería que las empresas de transporte recibirían los pagos correspondientes por los viajes realizados el mismo día en que se efectúan, eliminando así el diferimiento mencionado anteriormente.

Propuesta 2: Reforma parcial con sistema centralizado y pagos descentralizados

En esta propuesta se propone una modernización vía la creación de una versión virtual de la tarjeta SUBE que pueda vincularse con cuentas bancarias o billeteras virtuales. De esta manera, los usuarios tendrían la flexibilidad de realizar pagos utilizando diversos métodos: la tarjeta SUBE tradicional, la modalidad QR o mediante tecnología NFC si el celular cuenta con ella (lo mismo para un smartwatch), una tarjeta bancaria o una billetera virtual. Los fondos abonados por los usuarios continuarían dirigiéndose al sistema SUBE, conservando así el proceso de pago actual.

De esta manera, se incurre en una gran modernización a la hora de flexibilizar el método de pago, manteniéndose la estructura centralizada actual, la cual se justificaría mantener porque cuenta con grandes economías de escala y permite ciertas cosas, como por ejemplo:

  1. Llevar registros de usuarios que usan el transporte público.
  2. Implementar esquemas de tarifas sofisticados, como sucede en la ciudad de Bahía Blanca por número de usuarios o en el AMBA reduciendo la tarifa del segundo viaje al 50% y del tercero al 25% en un intervalo de tiempo acotado.
  3. Otorgar la tarifa social, que reduce la tarifa un 55% al usuario beneficiado.
  4. Computar un costo del sistema y así poder realizar un análisis de eficiencia.

Así, se podría considerar la expansión del sistema SUBE a nivel nacional, manteniendo el sistema cerrado, pero abriendo puertas a diversidad de método de pago, lo cual facilitaría su uso masivo.

Si se decidiera continuar con el esquema de tarifa social, seria conveniente que las personas beneficiarias continúen utilizando las tarjetas SUBE, idealmente en una versión mejorada a la actual. Mientras que el resto podría optar por continuar usando la SUBE como hoy en día o utilizar cualquier otro método de pago.

Cabe mencionar que el hecho de conservar la estructura centralizada actual debe traer aparejadas mejoras en eficiencia, agilidad y trasparencia, como se detalla más adelante, sino solamente estaríamos abriendo las puertas a la diversidad de métodos de pago, pero continuarían deficiencias como por ejemplo el giro diferido de fondos a las empresas.

Desafíos

Por supuesto, una transición hacia un sistema de pago más diversificado requeriría una cuidadosa planificación y coordinación entre las autoridades de transporte, las entidades bancarias y las fintechs. Lógicamente, existen ciertos puntos que hay que considerar para que la mutación a este sistema competitivo sea lo mejor posible, entre ellos el que los niños mayores de 13 años están habilitados a tener cuentas en billeteras virtuales o cuentas bancarias. Sin embargo, surge el desafío de encontrar soluciones para los menores de 13 años. En ese sentido, es necesario considerar alternativas para aquellos que aún no cumplen con este requisito.

  1. Bajar la edad mínima para abrir una cuenta bancaria o billetera virtual a los 11 años debido a que, en algunas provincias, los alumnos pueden comenzar a esa edad la escuela secundaria.
  2. Que los chicos de este segmento etario continúen utilizando el sistema SUBE como opción de pago, o bien, buscar una readecuación de este.

Otro de los puntos que hay que considerar es que la transición de un sistema a otro puede llevar un tiempo, debido a los costos que generaría implementar los pagos con tecnología NFC, ya que implicaría reemplazar las maquinas actuales en algunas unidades de transporte, sobre todo en colectivos. En trenes o subtes esto no sería un problema, ya que podría señalizarse algún molinete específico que acepte dicha tecnología e ir avanzando en una sustitución gradual de los molinetes para que incorporen dispositivos que permitan pagar con dicha tecnología.

A la hora de avanzar en una reforma debe tenerse en cuanta que alternativas que impliquen reformas más radicales van en contra de las ventajas que trae tener el sistema cerrado.

Es importante destacar que si se decide eliminar la tarifa social, se simplificaría la extensión del uso de la SUBE. Por otro lado, si se opta por mantener la tarifa social, existirían recelos de extender la SUBE al sistema nacional, ya que el actual gobierno nacional busca reducir los subsidios y estos correrían a cuenta de los gobiernos subnacionales y, consecuentemente, surgirían disputas políticas que podrían obstaculizar esta alternativa.

Es necesario aclarar que si se decide mantener el sistema SUBE actual, es necesario mejorar el sistema, agilizándolo y dotándolo de mayor eficiencia y transparencia, buscando reducir al mínimo en los diferimientos en el giro de los fondos a las empresas, abriendo la información que Nación Servicios recaba de los GPS que provee a las unidades, posibilitando que las empresas accedan a todos esos datos, idealmente en tiempo real.

Consideraciones finales

La modernización del sistema de transporte a través de la diversificación de los métodos de pago no solo es una respuesta a las demandas cambiantes de la sociedad, sino que también representa una oportunidad para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios de transporte público. Al permitir a los usuarios utilizar una variedad de métodos de pago, desde tarjetas bancarias o de fintechs, aplicaciones móviles hasta smartwatchs, se crea un entorno más flexible para el público en general, dando opciones para efectuar los pagos de la manera que cada usuario prefiera. Esta apertura no solo se traduce en la eliminación de los costos de eficiencia asociados al sistema actual, como los problemas de recarga debido a caídas recurrentes del sistema y los problemas logísticos relacionados con la distribución de tarjetas, sino que también fomenta la competencia entre proveedores de servicios financieros y tecnológicos. Además, al eliminar los costos de transacción que actualmente recaen sobre los usuarios se crea una experiencia más satisfactoria para ellos. En consecuencia, no existen razones contundentes para no avanzar hacia una solución que beneficie a los usuarios, ya sea implementando las mejoras necesarias en el sistema actual o adoptando una modernización, ya sea moderada o más radical, que permita resolver sus deficiencias.

Nota

[1] Del total de viajes realizados mediante medios de transporte de jurisdicción nacional, el 38.65% se divide de la siguiente manera: el 38.22% corresponde al AMBA y el 0.43% corresponde al resto del país.

Referencias

Secretaría de Transporte. SUBE – Cantidad de transacciones (usos) por fecha en 2023. Disponible en el aquí.

Secretaría de Transporte. SUBE en tu ciudad. Disponible en el aquí

Anexo