Desabastecimiento de agua en La Plata, Berisso y Ensenada

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Por Thomas García (CEFIP-FCE-UNLP) y Walter Rosales (CEFIP-FCE-UNLP)

El agua potable es quizás el bien de primera necesidad por excelencia. Su consumo trae aparejados grandes beneficios sociales. Estos beneficios no sólo están relacionados con el consumo directo o la utilización en la actividad productiva, sino también con externalidades positivas asociadas a la salud de las personas, prevención de enfermedades, productividad, calidad de vida, etc.

Más allá de la gran importancia del agua, es moneda corriente en estos tiempos escuchar hablar o leer sobre la falta de agua potable en los hogares. Este es un problema que acecha la actualidad de la Ciudad de La Plata y alrededores.

¿Qué es lo que genera el desabastecimiento del agua en la Ciudad? ¿Excesiva demanda, falta de oferta, falta de inversiones?

Demanda

El agua es un recuro escaso y es un bien rival en el consumo. Es decir, que si una persona consume un litro de agua, otra persona no puede consumirlo. Si bien los niveles de consumo óptimo pueden variar según la región y las costumbres, la OMS considera que la cantidad adecuada de agua para consumo humano (beber, cocinar, higiene personal y limpieza del hogar) es de 50 litros/habitante/día. A estas cantidades debe sumarse otros usos. Teniendo en cuenta estos parámetros, se considera una cantidad mínima de consumo de 100 litros/habitante/día.

En Argentina, el consumo medio a nivel nacional es del orden de los 180 litros/habitante/día, casi el doble de lo recomendado por la OMS. Estas cifras están en sintonía con consumos promedios de la región (Chile, 170lts; Uruguay 80-150 lts;). Sin embargo, según datos de ABSA, el consumo promedio de la Provincia de Buenos Aires es de 300 litros diarios per cápita. Estos valores se asemejan a los de los países con mayores consumos en el mundo.

Oferta

En la Ciudad de La Plata, Berisso y Ensenada la empresa Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima, A.B.S.A., es la encargada de realizar todas las tareas vinculadas a la producción de agua para consumo.

El agua potable en la región se obtiene a través de 2 fuentes distintas: potabilización de agua en la planta Donato Geraldi y perforaciones en distintos puntos de la Ciudad.

La gestión del agua en la planta Donato Geraldi conlleva 3 grandes etapas:

  1. Captación: Obtención de agua sin tratar y posterior conducción hacia las plantas potabilizadoras
  2. Tratamiento: Potabilización del agua mediante diversas técnicas en las plantas potabilizadoras
  3. Distribución: Conducción del agua potable hacia los hogares a través de redes.

Este circuito de agua potable en la Ciudad comienza con la captación en el acuífero Puelche y el Río de La Plata. Luego el agua se conduce hacia la planta de tratamiento Donato Geraldi, ubicada en Ensenada, donde se potabiliza. Una vez terminado el proceso de potabilización, el agua se almacena en cisternas o tanques, para luego distribuirla mediante redes a la población.

Según datos de A.B.S.A. actualmente la capacidad máxima de tratamiento de agua de la planta Donato Geraldi es de 15.000 m3/h. Asimismo, según fuentes oficiales se certifica que la planta trabaja al 100% de su capacidad.

Por otro lado, como forma alternativa de suministrar el servicio, se han realizado diferentes perforaciones en distintos puntos de la ciudad. Estas perforaciones [1] son huecos en la tierra que atraviesan distintos estratos hasta alcanzar un acuífero de donde se extrae agua, que posteriormente es distribuida a los hogares a través de bombas. Según información de octubre 2021, se encuentran en funcionamiento 8 perforaciones en la Ciudad, generando 400 m3/hora. [2]

Teniendo en cuenta las dos fuentes de producción de agua potable, se producen en la región aproximadamente 15.400 m3/hora.

Según censo realizado en el año 2022, la cantidad de habitantes de La Plata, Berisso y Ensenada es de 938.287. Es decir que, aproximadamente, se generan 393 litros diarios de agua potable por habitante.

En contexto, según el Banco Mundial, en Argentina se producen diariamente 560 litros de agua por habitante, mientras que el promedio de América Latina es de 345 litros y el valor de referencia internacional es de 200 litros. Es decir, que en la Ciudad de La Plata, Berisso y Ensenada se produce un 30% menos que a nivel país, aunque un 96% más en relación al promedio mundial.

¿Equilibrio?

Los niveles de producción de agua en la región de La Plata, Berisso y Ensenada son de 393 litros por habitante por día, sin embargo, no están disponibles en su totalidad para su consumo. Según el informe del Banco Mundial “Valorando el Agua”, en Argentina el 45% del agua potable se pierde en la etapa de distribución debido a filtraciones o roturas en las cañerías (equivalente a 177 litros por habitante). Esto supone que llegan a los hogares algo más de 200 litros por habitante.

Desde el punto de vista de los usuarios, la oferta disponible luce insuficiente, y se traduce en cortes y falta de presión, además de otras deficiencias como turbidez, olores a cloro, etc. Si se hace el supuesto y se toma como referencia de consumo irrestricto para la Ciudad al promedio de la Provincia de 300 litros/ hab./día, entonces la oferta alcanza a satisfacer alrededor del 70% de la demanda.

Incentivos e Inversión

Es claro que, con los altos niveles de consumo de agua percibidos en la región, en relación con el resto del país, hay lugar para optimizarlo. No obstante, no existen incentivos para ello. En argentina la factura de agua, generalmente, está atada a los metros cuadrados de la vivienda. Es decir, que independientemente de lo que se consume, se termina pagando la misma tarifa. A este tipo de sistema se lo conoce en la literatura como “canilla libre”. Otro tipo de sistema es el de la micromedición, mediante el cual, según lo que el usuario consume es el precio pagado (similar a lo que ocurre con el servicio eléctrico en Edelap, Edenor o Edesur). Solamente el 25% de los hogares de Argentina poseen este tipo de sistema.

Lo que agrava el problema del “derroche de agua” es el atraso tarifario. Tarifas cada vez más baratas en términos reales desde el año 2018 incentivan el consumo de agua.

La asignación eficiente requiere que las tarifas reflejen los costos marginales de provisión (salvo consideraciones de equidad y externalidades). Que no exista la micromedición desvincula estos dos parámetros, hecho que se evidencia en el resultado operativo de ABSA, el cual es negativo año a año desde el 2011 (a excepción del 2013 y 2019), y que se magnifica en 2021.

El retraso tarifario y la desarticulación entre tarifas y costos generan desincentivos a la inversión en infraestructura adecuada por parte de las empresas distribuidora. La no inversión en infraestructura nos retorna a la idea de que el 45% de agua potable se pierde en las cañerías.

Conclusiones

Para atacar el problema del desabastecimiento de agua en la región habría que optar en un principio por políticas que optimicen el consumo, dado los altos niveles en comparación al resto del país y a lo recomendado por la OMS. Esto implica distintas acciones a lleva a cabo:

  • Rediseñar los actuales esquemas tarifarios, con el objetivo de dar señales correctas a los usuarios para hacer un uso racional. Medir la cantidad consumida y cobrar una tarifa acorde en función de ello es condición necesaria para cumplir con el fin. El costo de cada medidor está actualmente en torno a los U$S 60, al que se debe sumar los costos de mantenimiento, calibración, medición y otros. Pero claramente compensaría los costos del derroche y de las deficiencias del sistema de potabilización y distribución. Además, del uso eficiente del recurso, se deriva una reducción de costos operativos de la empresa.
  • Las acciones precedentes necesitan de conductas racionales por parte de los usuarios. Por lo tanto, es muy importante lograr la concientización y educación de la población sobre un uso racional del agua.
  • El financiamiento de la empresa es otro aspecto crucial. De acuerdo con los datos disponibles, ABSA presenta déficits operativos de forma crónica desde 2011, representando en 2021 un 31% de sus gastos de funcionamiento. Fijar tarifas acordes al consumo posiblemente dé lugar, en el mediano plazo, a inversiones requeridas que ataquen el problema de las pérdidas de agua por filtraciones.

Optimizando el consumo y resolviendo la falta de inversiones probablemente no sería necesaria la ampliación de la oferta de agua en la región. Sin un uso racional de este recurso escaso, mayor oferta significaría más filtraciones y más derroche, mayores recursos financieros desperdiciados y un mayor costo para la sociedad en su conjunto.

Notas

[1] El agua suministrada a través de perforaciones es más propensa a contener nitratos, dañinos para la salud humana, especialmente en bebés y niños.

[2] Actualmente se encuentran adjudicadas 21 nuevas perforaciones para el Partido de La Plata, las cuales se realizarán en 6 zonas distintas de la Ciudad.

Referencias

Balances ABSA, Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires.

Banco Mundial (2021). Argentina: Valorando el Agua.

Boletín N°13 de Precios y Tarifas Públicas, CEFIP-FCE-UNLP.

Garriga M. y Rosales W. (2013). Finanzas Públicas en la Práctica: Selección de casos y aplicaciones.

Organización de las Naciones Unidas (2021). Comprender las Dimensiones del Problema del Agua.

Organización Mundial de la Salud (2022). Agua para Consumo Humano.