Un Nobel para el estudio de las crisis financieras

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Por David Kohn (Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile) y Caio Machado (Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile)

Las recesiones económicas son costosas para las personas y las empresas pero la evidencia sugiere que son más profundas y persistentes cuando afectan al sector financiero de un país, transformándose en crisis financieras. La intermediación financiera que proveen los bancos y otras instituciones financieras es el aceite del motor de la economía: Si los bancos no prestan, las empresas no pueden invertir y buenos proyectos no son ejecutados, reduciendo la capacidad productiva de la economía. Ejemplos clásicos de crisis financieras incluyen la “Gran Depresión de 1929” y la “Gran Recesión de 2007-2008,” aunque tanto países emergentes como desarrollados han sido afectados por estas crisis a lo largo de su historia. Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig han recibido el Premio Nobel de economía este año por su estudio del rol de los bancos en la economía y de las crisis financieras.

Para entender el rol que los bancos juegan durante las crisis financieras, primero hay que explicar por qué existen los bancos. En su clásico artículo de 1983, Diamond y Dybvig argumentan que los bancos permiten mejorar la distribución del riesgo en la economía, transformando depósitos de corto plazo en préstamos de largo plazo para las empresas y hogares. Muchos proyectos, como construir un edificio, requieren financiamiento de largo plazo y proveniente de muchas personas. El problema es que las personas tienen incertidumbre sobre en qué momento van a necesitar sus ahorros, por ejemplo debido a una emergencia médica, y pueden no estar dispuestas a financiar dichos proyectos aunque sean muy rentables. Sin embargo, es poco probable que todas las personas tengan una emergencia médica u otra necesidad de liquidez al mismo tiempo. Al recolectar depósitos de muchos individuos, los bancos pueden prestar una parte de estos recursos a proyectos de largo plazo, guardando una fracción de los fondos para satisfacer las necesidades de liquidez de las pocas personas que van a necesitar retirar sus fondos en un momento dado. Así, los bancos aumentan el bienestar de la sociedad: el edificio es construido, las personas pueden retirar sus fondos en caso que lo necesiten y sus ahorros tienen una mayor rentabilidad.

Sin embargo, Diamond y Dybvig también muestran que este sistema es vulnerable a colapsos. Si las personas creen que otros van a retirar sus depósitos, anticipan que los fondos de corto plazo del banco se van a agotar y tienen incentivos para cobrar sus depósitos, generando una profecía autocumplida y una corrida bancaria. El banco se ve forzado a liquidar sus créditos de largo plazo por una fracción de su valor, ocasionando pérdidas que pueden llevar a su insolvencia. Según ellos, la inherente inestabilidad del sistema bancario puede resolverse si el Gobierno u otra institución garantiza los depósitos pagando a los depositantes en el caso que el banco se quede sin liquidez. Si es bien implementada, esta política es muy barata pues los depositantes no tienen incentivos a retirar depósitos garantizados, excepto si hay una necesidad real de liquidez. Esto explica por qué la mayor parte de los países tienen sistemas estatales de garantías a los depósitos.  Otra solución alternativa es que el Banco Central provea liquidez a los bancos en caso de necesitarla, actuando como prestamista de última instancia.

Otro rol de los bancos en las sociedades modernas, que Diamond (1984) y algunos de sus coautores han contribuido a explicar, es el monitoreo y evaluación de los créditos para asegurarse que los ahorros son bien usados, reduciendo los costos de intermediación crediticia. Justamente Bernanke, en su artículo de 1983, provee evidencia histórica sobre cómo cambios en el costo de canalizar fondos de ahorristas a deudores, que incluye los costos de detección y monitoreo junto a las pérdidas esperadas por deudores incobrables, afectan el funcionamiento de la economía.

Bernanke se enfoca en la Gran Depresión de 1929-1933 en Estados Unidos, cuando empresas y hogares tuvieron problemas para repagar sus deudas ante la caída de sus ingresos y más de la mitad de los bancos de Estados Unidos quebraron por corridas bancarias como las explicadas en Diamond y Dybvig. La evidencia presentada por Bernanke sugiere que la quiebra de bancos llevó a un aumento de los costos de intermediación crediticia que redujo el crédito y aumentó los costos de endeudamiento, llevando a una caída de la demanda de firmas pequeñas y medianas, granjeros y hogares, lo que contribuyó a explicar la profundidad de la crisis. Bernanke explica que la extensión y la profundidad de la Gran Depresión se debió a que los bancos se especializan en actividades como el monitoreo de los préstamos y establecen relaciones de largo plazo que, una vez destruidas por las quiebras bancarias, toman mucho tiempo en restablecerse.

El trabajo de Bernanke no sólo contribuyó con evidencia de la importancia de los bancos en la economía y en las crisis financieras sino que él mismo contribuyó junto a otros autores a desarrollar modelos económicos que explican cómo ciertas recesiones pueden transformarse en grandes crisis financieras por el rol amplificador de los bancos y de la hoja de balances de las firmas: Cuando hay menor demanda de bienes en una recesión, aumentan los costos de endeudamiento y se reduce el valor de los activos que las firmas pueden usar como colateral para obtener préstamos, llevando a nuevas reducciones del nivel de endeudamiento y de la demanda en la economía, en un círculo vicioso que profundiza la crisis.

Los trabajos de Bernanke, Diamond y Dybvig han motivado la emergencia de diversos estudios sobre crisis financieras y regulación bancaria en las últimas décadas. Sus contribuciones ayudaron a los economistas a entender que el sector financiero es clave para un buen funcionamiento de la economía. Cuando Bernanke fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos durante la crisis financiera global de 2008, se usaron herramientas de política motivadas por los estudios fundacionales de los ganadores del Nobel de este año, quizás evitando que la Gran Recesión se convirtiera en una nueva Gran Depresión, 80 años después de la anterior.


Este artículo es una versión extendida del publicado el 17 de octubre de 2022 en Pulso https://www.latercera.com/pulso/noticia/columna-de-caio-machado-y-david-kohn-un-nobel-para-el-estudio-de-las-crisis-financieras/KW7FZPIP5FF2LPMJMEU2VZPUTA/

Referencias

Diamond, D. W., & Dybvig, P. H. (1983). Bank runs, deposit insurance, and liquidity. Journal of Political Economy91(3), 401-419.

Diamond, D. W. (1984). Financial intermediation and delegated monitoring. The Review of Economic Studies51(3), 393-414.

Bernanke, B. S. (1983). Nonmonetary Effects of the Financial Crisis in the Propagation of the Great Depression. The American Economic Review73(3), 257-276.