Una Universidad más inclusiva

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Por Alieto Guadagni (Academia Nacional de Educación) y Francisco Boero

Nuestra Universidad enfrenta en este siglo XXI tres grandes desafíos, a saber: (1) Tiene muy pocos graduados. (2) Tiene muy pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas, y (3) Hay muy pocos pobres en la Universidad. Veamos estas tres carencias.

  • El régimen de ingreso a nuestras universidades públicas es gratuito, amplio y no es restrictivo. Esta facilidad, prácticamente única en el mundo, asegura la existencia de una gran población universitaria, lo cual es positivo. Por esta razón, en proporción a la población, tenemos muchos más estudiantes universitarios que México, Colombia, Brasil y Chile. Esto es bueno, pero como los estudiantes secundarios ingresan fácilmente y mal preparados, ya que por la ley vigente no pueden existir exámenes generales de graduación secundaria que estimulen el estudio como en casi todo el resto del mundo, el abandono en los primeros años es muy elevado. Por esta razón todos estos países latinoamericanos, que tienen menos alumnos, tienen más graduados que nosotros.
  • Nuestra graduación es del siglo XIX y no de este siglo de la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, en el año 2015 graduamos 19 mil abogados y apenas 14 ingenieros hidráulicos, 6 ingenieros nucleares y 61 ingenieros en petróleo. La graduación de físicos, químicos y matemáticos también es escasa.
  • Hay muy pocos estudiantes pobres en la Universidad a pesar de su gratuidad, que a los ricos les sobra y a los pobres no les alcanza porque son necesarios nuevos programas amplios de becas, como los que existen en el Uruguay desde hace tiempo. La experiencia de nuestro país vecino en esta materia es realmente importante, como veremos a continuación.

 

El fondo de solidaridad universitaria (FSU) del Uruguay

El FSU es la institución más importante del sistema de becas de Uruguay. Fue creado el 25 de julio de 1994, durante la presidencia de Lacalle, a través de la ley 16.524. El FSU se financia con el aporte de los egresados, más allá de que ejerzan o no su profesión, que es considerado legalmente en el sistema tributario como una contribución especial. El aporte al FSU por parte de los egresados es obligatorio y anual. Comienzan a aportar quienes perciben ingresos mensuales mayores al mínimo no imponible, luego del quinto año de aprobada la última materia curricular de la carrera cursada, independientemente de la fecha de expedición del título. A partir de enero de 2016, entró en vigencia la ley 19.355, la cual modificó el financiamiento del FSU. Los principales cambios que estableció esta nueva legislación fueron:

  • El profesional no deberá pagar el aporte al FSU durante 25 años de carrera sino que lo deberá hacer durante 25 años desde el comienzo del aporte o bien hasta que se jubile y cese toda actividad remunerada.
  • El monto del ingreso mínimo del profesional que debe aportar al FSU se duplica, pasando de un ingreso mensual de 4 Bases de Prestaciones y Contribuciones (BPC) (USD 468,72) a 8 BPC (USD 937,45).
  • Se mantiene la norma que establece que el profesional no debe aportar al fondo durante los primeros cinco años de la carrera.
  • Se implementaron dos categorías de aportantes al Fondo:

1- Aquellos profesionales de carreras cuya duración es inferior a cuatro años, deberán aportar durante los primeros cinco años de aporte 0,5 BPC (USD 58,59) y a partir del quinto deberán aportar 1 BPC (USD 117,18).

2- Para los profesionales cuyas carreras sean de cuatro años o más, el aporte sera de 1 BPC (USD 117,18) durante los primeros cinco años de aporte y luego será de 2 BPC (USD 234,36).

  • Contribución adicional: los egresados de la Universidad de la República, que hayan cursado carreras de 5 años (o más) de duración, y que perciban un ingreso mayor a 6 BPC mensuales (USD 703,08) deberán pagar un aporte adicional anual a partir del quinto año de egreso, de 5/3 BPC, lo que equivale a USD 195,3. Dicha recaudación será entregada la Universidad de la República para la realización de proyectos en el interior y mejoras de infraestructura.

En enero de 2017, mediante el Decreto N°10/017 propiciado por el Frente Amplio , se introdujo un cambio respecto al pago de los aportes al FSU, el cual establece que dichos aportes ya no serán anuales sino que ese monto se divide ahora en doce cuotas con carácter de anticipo mensual y obligatorio, a pagar de enero a diciembre. Los contribuyentes tienen plazo para efectivizar dichos pagos hasta el último día de cada mes, caso contrario deberán afrontar multas y recargos. El Fondo de Solidaridad deberá entregar una constancia que acredite estar al día o ser exento de la contribución. Organismos públicos y privados exigen anualmente a quienes deben aportar al Fondo de Solidaridad la presentación de dicha constancia, y en caso de incurrir en incumplimiento en el pago de aportes, se aplicarán sanciones.

El programa de becas del FSU

Las becas del FSU están destinadas a aquellos estudiantes universitarios de toda la República Oriental del Uruguay, que provienen de hogares que no cuentan con medios suficientes para apoyarlos económicamente durante su carrera. No existen restricciones académicas al momento de solicitar la beca, pero sí para la renovación, donde se exigen resultados académicos. Para  renovar las becas, los alumnos deben demostrar la aprobación de por lo menos el 60 por ciento de la totalidad de las materias anuales de la carrera del año cursado. Las becas consisten en un apoyo económico mensual de hasta 2 BPC, lo que equivale a 234,34 USD a valores 2018. Estas becas pueden ser renovadas anualmente si se cumplen los requisitos antes mencionados. A los estudiantes becados, se les otorga una tarjeta magnética para el cobro en cajeros automáticos en las fechas estipuladas por el programa.

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Fuente: elaboración propia en base a datos extraídos de http://www.fondodesolidaridad.edu.uy/

Como se observa en el Gráfico, en 2018 se otorgaron 8.582 becas, cifra que es un 118,2 por ciento superior a la cantidad de becas otorgadas en el año 2002. Las becas otorgadas por el FSU han arrojado resultados muy positivos, ya que el 19 por ciento de los egresados en el año 2016 de la Universidad de la República han sido becarios en algún momento de su carrera académica, como se muestra a continuación.

Participación de becarios en la masa de graduados de la Universidad de la República. Período 2001-2016

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Fuente: Fondo de Solidaridad Universitaria. Memoria y Balance 2017

En 2001 los becarios eran apenas el 1 por ciento del total de graduados de la Universidad de la República, cifra que ascendió paulatinamente hasta alcanzar el 19 por ciento de los egresados en el año 2016.

 

Conclusión

Implantar en nuestro país un sistema de becas como el uruguayo permitiría becar a 70.000 estudiantes universitarios de origen humilde, pero si mejorara nuestro bajo nivel de graduación y, en consecuencia, aumentaran los contribuyentes futuros, las becas podrían llegar a beneficiar a 100.000 estudiantes. Además, si se concentraran esas becas en las carreras científicas y tecnológicas, se podría triplicar la actual escasa graduación anual en Ciencias Aplicadas y Ciencias Básicas, carreras que son cada vez más importantes en este siglo XXI caracterizado por rápidas transformaciones tecnológicas que afectan sensiblemente el mundo laboral.

La situación fiscal de nuestro país es crítica, como también lo es la pobre cobertura educativa del Nivel Inicial, es decir del nivel previo a la escuela primaria, tener presente que esta escasa cobertura afecta sensiblemente a los niños humildes que acuden a escuelas estatales. Debemos tener en cuenta que la igualdad de oportunidades debe comenzar justamente en el Nivel Inicial escolar, determinando así la prioridad en la asignación de los fondos estatales dedicados a la educación.

Expandir los escasos programas de becas universitarias, también es una clara necesidad, por esta razón el aporte de los graduados beneficiados por la gratuidad, dedicados al financiamiento de estas becas sería un paso positivo, ya que la  implantación del FSU permitiría además mejorar sustancialmente el nivel de inclusión social de nuestra universidad estatal que, a pesar de la gratuidad, aun registra una reducida participación de alumnos de origen humilde.

La igualdad de oportunidades no se puede lograr simplemente con discursos retóricos, ya que se requieren medidas concretas y efectivas, la adopción del FSU es una de ellas. Es hora de dar un paso adelante para fortalecer una universidad orientada al futuro y más inclusiva.