La inflación es una cuestión central a resolver para poder crecer

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Por Jorge Remes Lenicov
Ex Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación

¿Qué sucedió en la economía desde 1983? En 1983 se recuperó la democracia y esto fue un gran avance en términos de libertad y derechos humanos. Sin embargo, en las cuestiones económicas y sociales, los indicadores dan cuenta que los retrocesos superan a los avances [1]:

  1. Se crece muy poco: solo 1,1 % anual per cápita y de manera muy volátil: hubo 21 años de crecimiento y 15 de caída. Se creció menos que América Latina (excl. Venezuela) y que el resto del mundo. La expansión acumulada (en PPP) en Argentina fue 43 % y en Chile 250 %. Solo hubo dos períodos de expansión continuada: 1991/1998 y 2002-2011.
  2. La inflación es elevadísima: la acumulada en 36 años resultó la más alta del mundo (excl. Venezuela): 12.000.000.000 %. Se quitaron 7 ceros y el promedio anual fue de 70 %.
  3. La pobreza aumenta: en 1983 era de 16 % y a fin de 2019 fue mas del doble: 35 %, cuando en América Latina y en el mundo se redujo.
  4. El país es poco competitivo [2], la productividad es baja y no crece desde 2000 [3], el Estado no brinda buenos servicios, la presión tributaria es insostenible, el elevado déficit fiscal provoca el aumento de la deuda, la tasa de ahorro e inversión es muy baja, la Justicia funciona mal, la educación pierde calidad y cobertura, y las reglas de juego cambian permanentemente.

La política y la economía

La responsabilidad de los destinos del país está en manos de los dirigentes políticos: administran el Estado, dictan las leyes y nombran los jueces. Ellos definen hacia donde ir, lo que se puede y no se puede hacer, establecen los limites, las posibilidades y los tiempos.

Por eso, son ellos los que tienen que responder, por qué, cuando debieron decidir sobre el futuro del país, en la mayoría de los casos, adoptaron las estrategias equivocadas? Por qué todos los países (a excepción de un puñado) crecen, tienen estabilidad de precios y bajan la pobreza? Por qué en Argentina se hace todo lo contrario a lo que ellos hacen?

Por cierto que hay presiones sociales y económicas, y también economistas que “venden el facilismo”, como sucede en todas partes del mundo. Pero es la política la que debe articular el Estado, la sociedad y el mercado en función de un proyecto estratégico que permita el crecimiento y la disminución de la pobreza.

La política económica siempre depende de las decisiones políticas, pero para que el resultado sea favorable para el conjunto del país, se deben respetar las leyes básicas y universales de la economía. Los que las niegan son los que creen que la economía solo depende de la decisión política: el dirigente dice “quiero ir para allá”, y rápidamente toda la economía se encamina hacia donde él había señalado. Si solo incidiera la decisión política y la voluntad, no habría pobres en el mundo… la magia no existe en la economía.

Por dónde empezar: control de la inflación y programa de desarrollo

La resolución de los problemas económicos argentinos exige una estrategia integral y consistente tanto para el corto plazo (macro) como para el largo plazo (crecimiento). La pregunta es por donde empezar, porque los instrumentos son muy limitados y siempre debe haber un eje ordenador.

Lo tuvieron Perón [4] para revertir la crisis de 1949/51 (alta inflación y estancamiento), Menem en 1989/91 para combatir la hiperinflación y Duhalde en 2002 [5] para salir de la convertibilidad que había colapsado. Cuál fue el eje? La estabilidad de precios.

Tenían mucha razón, porque la inflación elevada reduce el ingreso de los trabajadores y sectores más vulnerables, genera inestabilidad cambiaria, disminuye la capacidad de ahorro y la monetización, desalienta la inversión, produce pérdidas patrimoniales, la moneda nacional tiende a desaparecer y alienta la indexación, la fuga de capitales y el cortoplacismo.

Por esos motivos, la inflación ha sido derrotada en el mundo ya a fines del siglo pasado, y en la actualidad solo cuatro países tienen una inflación de dos dígitos (Venezuela, Argentina, Sudán y Zimbabue). Es un tema que nadie discute, ni en los medios académicos ni mucho menos en el mundo (a excepción de los países citados). En los países desarrollados es de 1,5 % anual y en los países en desarrollo del 4,5 % anual.

Además, una investigación del Banco Mundial demuestra que los países con una inflación superior al 20 % no crecen. En los años 90 todos los países de América Latina (Brasil, México, Chile, Colombia, Perú, Bolivia) implementaron políticas de estabilización y fueron exitosas, excepto en Argentina, que estalló en 2001. Desde 2010 Argentina tiene una inflación superior al 20%, y como prueba la investigación citada, no ha crecido nada.

La inflación presente es del orden del 40 %, pero con salarios en baja, tarifas congeladas, tipo de cambio retrasado y una oferta monetaria que se expande a un ritmo superior a la demanda de dinero, es probable que hacia fines de año pueda ser superior.

Es llamativo que la dirigencia política no tome nota de estas evidencias. Por qué en Argentina no se la puede derrotar? Por qué siempre se quieren implementar medidas novedosas que no se aplicaron en ninguna otra parte del mundo? Por qué no se quiere copiar lo que hicieron los exitosos? Por qué dicen que la inflación hay que combatirla después de crecer, cuando la estabilidad es una condición para crecer, como lo demuestran todos los países y las tres experiencias argentinas antes citadas?

La inflación en Argentina es multicausal y así se la debe enfrentar, sabiendo que el resultado nunca es inmediato. Cualquier simplificación no resolverá el problema, lo agravará.

Su reducción es imprescindible para poder plantear una estrategia de crecimiento y reducir la pobreza. Además, su tratamiento pone a prueba la consistencia macroeconómica del programa, porque para estabilizar hay que involucrar a todas las políticas de corto plazo, y para afianzarla, se necesita un programa de desarrollo con reformas estructurales (reconstrucción del Estado, reforma impositiva pro crecimiento, cambios en el mercado laboral y de capitales, inserción internacional, etc.).

Qué hicieron los países exitosos?

Si bien cada país es diferente, para diseñar un programa en Argentina es útil analizar, en términos generales, lo que hicieron otros países para derrotar la inflación. Para ello se considerarán tres casos: Brasil, Chile e Israel.

  1. En todos, primero hubo acuerdos entre las fuerzas políticas, y después con los sectores gremiales y empresariales. En algunos fueron formales, en otros informales, y también hubo acuerdos implícitos, cuando el programa fue creíble y por eso terminó siendo aceptado. Además, tiene que ser duradero, por eso que en estos países la estabilidad de precios se convirtió en Políticas de Estado.
  2. En todos hubo un programa integral, involucrando a todas las políticas macro de manera tal que actúen simultáneamente y en la misma dirección. Todas fueron acompañadas con el inicio de un plan de reformas estructurales, sobre todo en el Estado. Además, fue fundamental la calidad técnica de los responsables de la formulación y gestión del programa.
  3. La política inicial fue de shock [6], y permitió reducir una inflación muy alta o hiperinflación a otra de 20/25% anual. Posteriormente, para reducirla a niveles de entre 2% y 5% se requirieron varios años manteniendo políticas consistentes con ese objetivo.
  4. Modificación de la política y/o el régimen monetario: hubo otra unidad de cuenta (Unidad de Fomento, Unidad Real de Valor) e incluso en algunos casos hasta se cambió la moneda. El Banco Central fue independiente y se restringió la financiación al sector público; la tasa real de interés fue levemente positiva y se establecieron pautas para la expansión monetaria y/o metas de inflación. Actuó como un ancla.
  5. Tipo de cambio: en general se empezó con un tipo de cambio alto para generar equilibrio o superávit en la cuenta corriente y evitar futuras presiones; puede ser fijo o con flotación administrada. Para quitarle presión al tipo de cambio real fue necesario bajar el costo laboral unitario (menos impuestos al trabajo, más producción y más productividad). Generalmente hubo controles iniciales sobre la Cuenta Capital del balance de pagos. También actuó como un ancla.
  6. Ajuste para eliminar el déficit fiscal. En todos los casos fue central e incluyó a todos los niveles jurisdiccionales. Hubo privatizaciones, despido de personal, racionalización del gasto y reducción de salarios, según el caso. También hubo reformas impositivas para eliminar todo lo que castigue a los factores de producción (capital, trabajo y tecnología).
  7. Precios y salarios: hubo un acuerdo para acomodar los precios relativos y controlar y/o fijar precios y salarios, pero por un plazo relativamente breve. Se dejó de indexar por el pasado para hacerlo con la inflación esperada. Puede haber clausula de desagio.
  8. Todos hicieron un acuerdo con el FMI. Les abría las puertas para el acceso al mercado internacional de capitales, necesario para controlar el tipo de cambio y financiar el crecimiento, y, además, para la reprogramación de la deuda, en caso de ser necesaria.
  9. En general estas medidas de estabilización se han vinculado con una estrategia y política de crecimiento. En todos los casos el financiamiento fue central, a través del aumento de la monetización que permite expandir el crédito, la expansión del mercado de capitales y el ingreso de fondos externos. No fue inmediato, fue un proceso gradual que se fue consolidando en el tiempo a medida que la inflación iba disminuyendo.
  10. Resultados: la inflación cedió rápidamente y así aumentaron los ingresos personales y se expandió el consumo. Con el tipo de cambio alto aumentaron las exportaciones netas. Posteriormente aparecieron las inversiones.

 

Cómo proceder en Argentina

Considerando la experiencia de los tres momentos en las que el peronismo hizo frente a situaciones criticas, y si bien cada una tuvo sus particularidades, en la última de ellas fue central el consenso logrado por Duhalde con Alfonsín y el Diálogo Argentino (Iglesia, CGT, UIA, ABRA, CAC y ruralistas). Ello permitió aprobar e implementar, entre enero y febrero de 2002, en solo dos meses, todas las medidas necesarias para revertir la crisis.

Se diseñó un programa integral de corto plazo y se lo aplicó mediante una política de shock, mecanismo tambien aplicado por Perón en 1952 y Menem en 1991. El gradualismo nunca funcionó.

En paralelo a la implementación de las medidas para el corto plazo, se debe trabajar en el diseño de un programa de crecimiento [7], que, en este caso, necesariamente debe ser gradual.

En esta oportunidad solo me referiré a las políticas de corto plazo. En función de la complejidad de la situación y los muy limitados instrumentos de política económica disponibles, no todo se podrá resolver rápidamente y habrá que asumir costos en pos de un futuro mejor para todos.

Por eso es necesario llegar a algún tipo de acuerdo entre las distintas fuerzas políticas y con los sectores socioeconómicos, porque ello permitirá implementar las medidas necesarias y que sean sustentables en el tiempo, ganar credibilidad, evitar las continuas modificaciones de la política económica y reducir la conflictividad social. En síntesis, consolidará la gobernabilidad.

En este tipo de acuerdos es importante su contenido, pero más relevante es el espíritu y la voluntad de acordar. Implica alcanzar el mayor consenso sobre la raíz de los problemas, los objetivos deseados y las medidas que se tienen que adoptar. No es sencillo, pero tampoco lo es la situación del país. La dirigencia política es la que debe dar el primer paso porque ese es su rol; son los únicos que tienen los instrumentos para hacerlo, entre ellos y con los distintos sectores. Siempre dicen que hay que hacer acuerdos, como La Moncloa p.e., pero, por qué no lo hacen?

El acuerdo se refiere al corto plazo, a la macro, porque es lo más urgente. Si es exitoso, se puede preparar otro sobre las cuestiones estructurales, pero en esta situación no es oportuno “mezclar” corto y largo plazo.

Una macroeconomía equilibrada y estable. Para poder crecer y mejorar el ingreso familiar es necesario (aunque no suficiente) que la macro esté equilibrada y la inflación sea muy reducida. Cuando ello no ocurre es porque la economía está desajustada y, en ese caso, hay que hacer el juste, que siempre es doloroso. Por qué siempre se critica a los que ajustan y nunca a los que desajustaron la economía? Por qué nada se dice o hace para evitar el desajuste?

Los países más progresistas del mundo son aquellos macroeconómicamente estables, porque pueden avanzar, aumentar los salarios y, con la acción del Estado, cuando presta servicios de calidad, se mejora la distribución de los ingresos.

Existen dos grupos de temas, ambos necesarios y que se retroalimentan; el primero es transitorio y el segundo permanente:

Precios relativos estables. La tasa de inflación, los salarios, las tarifas, el tipo de cambio y la tasa de interés deben estar en un nivel que no tengan presiones y terminen desestabilizando todo el sistema. Por ejemplo, ha sido frecuente atrasar el tipo de cambio y las tarifas para ayudar a contener la inflación, pero siempre, en algún momento, se deben actualizar y esto genera un sinnúmero de problemas. Por qué, cuando se congela algún precio relativo clave, no se discute su efecto y temporalidad? Por qué siempre se repiten los mismos errores?

En esta etapa, lo importante es romper con la inercia y cambiar las expectativas. Porque para estabilizar los precios de manera sustentable es necesario cumplir con los temas del segundo grupo, que son los equilibrios macro. Como ya se señaló, la experiencia de los países exitosos muestra que reducir una alta inflación al 20/25 % anual puede ser rápido; posteriormente se necesitan algunos años para bajarla a niveles internacionales.

Equilibrios macro. Es muy fácil y rápido desequilibrar la economía, pero volverla a equilibrar lleva muchísimo tiempo. Es fácil llegar al déficit fiscal, pero eliminarlo exige muchos años. Por qué, si se conoce el daño que generan los desequilibrios, nunca se los evita? El déficit fiscal genera deuda y cuando ésta no se puede pagar, se les echa la culpa a los acreedores y nunca a los que generaron el déficit. No se pueden eludir las propias responsabilidades!

A diferencia de las acciones del anterior grupo, que deben ser aplicadas en forma inmediata, estos temas necesitan de un período mas largo para su cumplimiento, pero una vez alcanzados se los debe mantener de manera permanente. Esto es imprescindible, caso contrario no se alcanzará el objetivo de una estabilidad sostenible. Los equilibrios necesarios a considerar son:

  • Equilibrio fiscal, a partir de la baja del gasto y no del aumento de impuestos.
  • Equilibrio en la cuenta corriente, a partir del aumento de las exportaciones de bienes y servicios y no por baja de las importaciones.
  • Política monetaria acorde con la inflación estimada y el aumento de la demanda de dinero. La moneda nacional debe volver a ser aceptada por todos los argentinos; es parte de nuestra soberanía.
  • Mercado laboral con una alta proporción de trabajadores formales y baja tasa de desocupación.

Hay dirigentes que aceptan la necesidad de una macro equilibrada, pero quienes lo plantean suelen ser tildados de monetaristas, ortodoxos, liberales, tecnócratas, etc., impidiéndose la discusión. Por qué no aceptan una discusión abierta y evitan los epítetos que lo único que hacen es eludir el problema y querer imponer sus ideas? Deberían ser un poco mas humildes, porque su actitud, conservadora por cierto, ha contribuido, y mucho, al desbarranque de la Argentina.

 

Consideraciones finales

  • La pobreza seguirá creciendo a pesar del aumento de los subsidios: para reducirla hay que aumentar el empleo y eso se logra con más inversión y más ahorro.
  • Los salarios seguirán bajando si no aumenta la productividad y el empleo.
  • La distribución del ingreso continuará deteriorándose si no se crea riqueza, mejoren los servicios prestados por el Estado y se cambie el régimen tributario.
  • No se podrá crecer sostenidamente sin estabilizar los precios y sin una estrategia de desarrollo acorde con los tiempos de la Cuarta Revolución Industrial.

Todos son temas conflictivos, complejos, difíciles, pero tienen que ser abordados. Lo peor es seguir con una actitud conservadora, por más que discursivamente se la disfrace de progresista o liberal.

Porque en un mundo caracterizado por la globalización, el cambio climático y el permanente avance tecnológico, si no se hace nada, nos seguiremos hundiendo en la decadencia y aumentando la pobreza. Habrá que afrontar costos, pero éstos serán menores al costo de no hacer nada. De cómo se asuma el desafío dependerá el futuro de la Argentina. No se puede hacer siempre lo mismo y pretender resultados diferentes.


Esta nota fue escrita originalmente para ser distribuida entre los dirigentes políticos con el objetivo de generar conciencia de los problemas nacionales y provocar el debate.

Notas

[1] Ver JRL y D. Sica, 33 años de democracia: economía fragmentada y deuda social, 2017. Blog de Economía del Sector Público, FCE-UNLP: La Deuda de la Democracia. La necesidad de consenso.

[2] Según el ranking de competitividad del World Economic Forum, la Argentina ocupa el puesto 81 sobre 86 países.

[3] La productividad total (capital y trabajo) de Argentina es del 30 % de la de los países desarrollados.

[4] JRL, El plan de Perón para salir de la crisis, Clarín, 5/12/19.

[5] JRL, Bases para una economía productiva. El programa de enero-abril de 2002 y la rápida recuperación de la economía argentina, Editorial Miño y Dávila, 2012, CABA.

[6] JRL, La economía política del shock y del gradualismo, en M. Garriga y otros (ed.), Lo que se pensó y escribió sobre políticas públicas en 2017, FCE-UNLP, 2018.

[7] JRL, Las condiciones para el desarrollo sustentable de la Argentina, Movimiento 21 Nº 3, marzo 2017. También JRL, La inserción comercial de Argentina en el mundo, Movimiento 21 Nº 9.