El trabajo que no se ve

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Por Josefina Paz Gaskin (FCE-UNLP)

El pasado 22 de julio se conmemoró el día internacional del trabajo doméstico no remunerado con el fin de reconocer el trabajo que millones de mujeres realizan en sus hogares, sin recibir remuneración económica alguna. Así como el trabajo aplicado a la producción es esencial para el mercado, también lo es el trabajo doméstico para el bienestar de las sociedades. Es en dicha premisa de estudio que la presente nota tendrá como objetivo dar una aproximación empírica para el caso de Argentina.

El trabajo que no se ve (trabajo de cuidados), son todas aquellas tareas que se hacen en pos de mantener el bienestar de las personas en situación de dependencia   es decir, que no pueden valerse por sí mismas (niños/as, adultos mayores o personas con alguna discapacidad). Mientras que desde una perspectiva ampliada se puede entender como el conjunto de actividades indispensables para satisfacer las necesidades de la existencia y reproducción de las personas.

Según el informe “El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del año 2018, a nivel mundial las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidados no remunerado, dedicándole 3,2 veces más tiempo que los hombres. Estos valores se acentúan en países de ingresos medios, en mujeres casadas y adultas, con nivel educativo bajo, en zonas rurales y con niños que no han alcanzado la edad de escolarización.

A escala mundial, el principal motivo indicado por las mujeres en edad de trabajar para estar fuera de la fuerza laboral es el trabajo de cuidados no remunerado. Según OIT, 606 millones de mujeres han señalado que no están disponibles para trabajar, o que no están buscando un empleo, debido a la realización de actividades no remuneradas, mientras que solo 41 millones de hombres están inactivos por la misma razón.

La OIT advierte que para 2030, cerca de 2.300 millones de personas requerirán cuidados, acentuando la desigualdad de género en un sector donde las mujeres ya realizan más de las tres cuartas partes de todo el trabajo no remunerado. Dada la dinámica actual, se necesitarán 210 años para cerrar la brecha de género observada en la prestación de cuidados no remunerados.

Para conocer cómo se distribuyen las responsabilidades de cuidado se utilizan las encuestas de uso del tiempo, impulsadas a partir de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (1995) en la cual se insta a los países a hacer estudios periódicos sobre el uso del tiempo para medir cuantitativamente el trabajo no remunerado y mejorar la captación de información sobre las contribuciones de mujeres y hombres a la economía.

En Argentina en el 2013 se realizó la “Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo”, implementada como módulo de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU), con el objetivo de captar información respecto de la participación y el tiempo destinado por las personas de 18 años y más a las tareas domésticas, al cuidado de miembros del hogar y al trabajo voluntario.

En el análisis descriptivo de los datos puede observarse que las mujeres presentan en total una tasa de participación en el trabajo doméstico treinta puntos porcentuales mayor a la de los varones, y dedican a este casi el doble de tiempo diario; acentuándose principalmente en las tareas de “Quehaceres domésticos” (limpieza de casa, aseo y arreglo de ropa; preparación y cocción de alimentos, compras para el hogar; reparación y mantenimiento de bienes de uso doméstico).

Tabla 1. Tasa de participación y tiempo promedio diario dedicado a actividades que componen el trabajo doméstico no remunerado de la población de 18 años y más por tipo de actividad y sexo.

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de EUT del INDEC.2013.

Por otra parte, un análisis por edad permite observar que los cuidados van pari passu con el ciclo de vida, es decir, cae la tasa de participación como el tiempo promedio cuando se llega al estrato de adultos mayores (60 o más).

Tabla 2. Tasa de participación y tiempo promedio diario dedicado al trabajo doméstico no remunerado de la población de 18 años y más por sexo y grupo de edad.

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de EUT del INDEC.2013.

A su vez, los datos de la encuesta muestran que la brecha en el tiempo destinado a tareas de cuidado entre varones y mujeres no se ve afectada por la participación en el mercado laboral de las personas. Los varones destinan la misma cantidad de horas estén o no ocupados, mientras que las mujeres aumentan el tiempo destinado a los cuidados cuando no están ocupadas. De esta manera, podemos concluir que la organización de los cuidados al interior de los hogares se ajusta en base a la intensidad del uso del tiempo de las mujeres, es decir, cuando las mujeres se insertan al mercado laboral agregan a esa jornada el trabajo de cuidados que ya realizaban.

Tabla 3. Tasa de participación y tiempo promedio diario dedicado al trabajo doméstico no remunerado de la población de 18 años y más por sexo y condición de actividad.

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de EUT del INDEC.2013.

Asimismo, la presencia de niños/as, sobre todo de menor edad, afecta el tiempo dedicado al cuidado. Tanto los varones como las mujeres casi duplican su tiempo de trabajo no remunerado en actividades de cuidado ante la presencia de niños y niñas menores de 6 años en el hogar.

Tabla 4. Tasa de participación y tiempo promedio diario dedicado al trabajo doméstico no remunerado de la población de 18 años y más por sexo y presencia de menores de 6 años en el hogar.

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Fuente: Elaboración propia en base a datos de EUT del INDEC.2013.

En línea con las tendencias mundiales, la evidencia estadística para la Argentina demuestra que los cuidados son realizados en su mayor parte por mujeres. Esto puede deberse a una serie de factores: la división por género del trabajo existente, la naturalización de la capacidad de las mujeres para realizar tareas domésticas, de apoyo escolar y el cuidado de personas, entre otros, tareas estas  que no son remuneradas,. Cabe resaltar que de estos cuidados se benefician no sólo niños/as y adultos mayores sino también varones que podrían auto-proveerse.

 

Reflexiones finales

En un artículo reciente el pensador Holandés Rutger Bregman (2017) señala que se está generando una gran cantidad de trabajo basura, entendido como “un empleo que es calificado como inútil por la persona que lo desempeña. A menudo son trabajos muy bien pagados, pero pueden consistir en mandar correos electrónicos o escribir informes que nadie va a leer”.  Asimismo, indica que “hay trabajo increíblemente útil que no se paga, como el cuidado de los niños o ancianos o el voluntariado. Si todos ellos dejaran de trabajar, sí tendremos problemas de verdad”.

Esto plantea un dilema para las políticas públicas. Del análisis de las encuestas de uso de tiempo se puede apreciar que, tanto en Argentina como a nivel mundial, las mujeres cargan casi de manera exclusiva con el trabajo doméstico no remunerado. Tal situación tiende a desfavorecerlas en cuanto al acceso al mercado laboral y/o educativo, es decir, disponen de menos tiempo ya sea para acumular capacidades y activos generadores de ingresos como así también para desarrollar y explotar los mismos. Una mayor inserción de las mujeres en el mercado formal de trabajo mejoraría la situación social de las mismas y reduciría su vulnerabilidad (equiparándolas a la situación de los varones). Por otro lado, como señala R. Bregman, se observa una demanda creciente de la sociedad moderna por un mayor tiempo dedicado al cuidado de los niños, contribuyendo a mejorar el capital humano de los mismos y la necesidad de atender a una población cada vez más envejecida. Estas actividades deberían no sólo distribuirse más equitativamente al interior de los hogares sino que principalmente deberían tener un reconocimiento en los salarios de mercado.